Noviembre 4/2011, Club Chocolate:

Pasó algo más de un año, para que una de las bandas más grandes que vio parir Estados Unidos, volviera a pisar suelo nacional. Y otros dos, para que uno de los exponentes más conocidos del Thrash Metal Británico, hiciera su retorno a nuestro país. La cita, estaba programada para el 4 de noviembre en el Club Chocolate, junto a KINGDOM OF HATE a eso de las 20 hrs.

Alrededor de las 20:20hrs, decidí caminar hacia el lugar del evento para poder hacer un ingreso tranquilo. Pero al llegar a la puerta del recinto quedé impactada con lo que tenía en frente de mí. Una turba enardecida de al menos 100 “individuos”, intentaba incansablemente ingresar a ver el show en lo que ya es una mala costumbre para esta subespecie; las conocidas “avalanchas”. En vista de la situación, seguridad tuvo que cerrar ese acceso, repeliendo a la manga de cumas con palos, gas de extintor y una que otra chuchada. No bastándole eso, estos australopitecus que ya a estas alturas nos habían hecho perder unos 30 minutos afuera, se movieron al otro acceso que quedaba por el costado, para romper la cortina metálica que separaba la calle del local. Casi echaron abajo la pared y desgraciadamente en ese momento, seguridad se vio superada, por lo que la manada de imbéciles cumplió su objetivo; entrar al show sin pagar un solo morlaco. Lo más crítico estaba por venir; fueron unos 20 minutos de incertidumbre de no saber si los que estábamos ahí, afuera, nos dejarían entrar o simplemente las puertas se cerraban y cagábamos con todo, aun teniendo el ticket comprado y en la mano. Afortunadamente cuando ya estuvo todo más calmado, pude ingresar, pero muy rápidamente.

Ya adentro, y con toda la rabia acumulada por el numerito de estos subnormales en la puerta, y por la impotencia de no haber visto a ONSLAUGHT, quedaba cruzar el mar de gente que estaba apostada frente al escenario. Unos 800 asistentes repletaron el Club Chocolate y el ambiente dentro de esas cuatro paredes era realmente infernal. El calor y la sensación térmica fácilmente debió superar los 40 grados celsius. Me ubiqué en un lugar donde quedé más menos cómoda y casi con el tiempo en contra, pues en cualquier momento saldría a escena OVERKILL y la verdad, era lo último que quería perderme.

Siendo pasadas las 21:30 hrs, se apagaron las luces y la cagada comenzó a quedar. De pronto, en el ruido ensordecedor de la masa de chascones, emergen y comienzan a sonar los primeros acordes de “The Green and Black”; el estruendo y las reacciones semi epilépticas no se hicieron esperar. Los cambios de luces recorrían toda la gama y las tonalidades del verde, y se paseaban con un ritmo sicodélico por sobre las cabezas de los asistentes y dibujaban en sus rostros, los gritos ahogados de una emoción difícil de describir. Durante un rato, sentí que los sonidos no eran nítidos totalmente, por lo que si no te sabías el tema, estabas cagado. Al término de este corte, de su placa más reciente, llega a Blitz una tricolor, la toma y la muestra al público, recibiendo así una calurosa bienvenida, y digo calurosa en el más literal de los sentidos. Así vino un diálogo entre Ellsworth y el mar de transpirados asistentes, en dónde nos preguntaba si estábamos listos, para así dar paso a “Rotten to the Core”. De su disco “Feel The Fire” de 1985, nos venían a quemar con esa energía demoledora, esa misma que exudaban en cada momento subidos en esa puta tarima. Aún tenía esa sensación de que el sonido estaba siendo deficiente. A ratos, no era posible distinguir de manera limpia los matices instrumentales ni la vocalización. De todas formas, eso no fue impedimento para que los chascones vueltos mono, dejaran de hacerse cagar en el mosh de mitad de cancha. El calor aumentaba más y más, y de un momento a otro se empezaron a ver en la penumbra las guatas de pilsen y las cabelleras mojadas en sudor. Se escuchó “Santiago are you ready?” y en un ambiente digno del averno continuó “Wrecking Crew”, un clásico que pasó como una aplanadora por encima del Chocolate, amenazando con echar abajo las paredes del recinto. Las luces de nuevo jugaban con toda la gama de colores y a algunos, nos hacía agitar una y otra vez el cogote, mientras que a otros más avezados, los hacía rodar por sobre las cabezas de quienes estaban más cerca del escenario. Desgraciadamente, la voz de Bobby en este momento comenzó a perder notoriedad respecto del trabajo de sus compañeros, me imagino que se debió al aberrante calor que hacía dentro del local. Sin importar esa sensación de infierno y de sudor máximo, la gente seguía dando la vida en el centro de la pista: la rueda giraba con bastante violencia. De la nada, suenan las primeras notas de “Infectious”. A mi gusto una de las mejores de la noche. Este tema representa en buena medida, el sonido característico de la banda y el sello propio que le dan Bobby y el virtuoso Verni en las cuatro cuerdas a OVERKILL.

El acompañamiento de las luces y de la puesta en escena, dejaron la vara muy alta para el próximo tema. El público, por su parte, demostraba su complacencia y lo que les genera el quinteto americano, con un mosh que en momentos parecía que se iba a salir de control. En medio de esa atmósfera, comenzó “Bring me the Nigth”, que si bien es pegajosa y funciona como enganche saltarín, siento que estuvo mal ubicada, porque a esta altura, y vuelvo a reiterar, el local ardía de la manera más horrible que alguien pueda imaginar. La sensación térmica debió haber superado fácilmente los 43 grados. En ese momento, Blitz a contra luz y con un cenital dibujando su silueta da paso a “Hammerhead” otro clásico del “Feel the Fire”. Por desgracia, creo que no pudo brillar con todo el esplendor que merecía, pues el sonido en ese instante estaba más mal que nunca. A ratos, no era más que una masa de sonido uniforme, mientras que por otros la voz se iba a la mierda. No creo que haya pasado por una mala ejecución de los músicos, sino más bien por una descoordinación de la mesa (o al menos eso quiero pensar), pero eso jamás lo sabré. De pronto empezó a sonar “Ironbound”, de su placa homónima; supuestamente venía a despedazar a la muchedumbre sopeada pero no sucedió nada muy extraño ni fuera de lo común, es más, siento que la gente tuvo una reacción un tanto pasiva. No sé, no me gusta mucho ese efecto tan “metálico” en la voz de Ellsworthen el disco y además, siento que este tema en particular es largo en exceso, por lo que fue tedioso escuchar la parte instrumental; en ese minuto sentí que la presentación estaba guatiando. Pienso que quizás se deba a que tengo el recuerdo del concierto del año pasado, el que a muchas luces, fue infinitamente superior.

Por fin sonó algo más clásico: “Coma”, del “Horrorscope” del año 1991. Una de los discos más exquisitos hechos por estos americanos, al menos para mí. La atmósfera que se generó por fin pudo hacer una comunión entre el público y la banda, todo al mismo tiempo, ya que por momentos me sentí en universos paralelos. Las luces rojas, azules, verdes y amarillas, no dejaban de acariciar las paredes que en cada batacazo del maestro Ron Lipnicki, parecían venirse abajo. Delante mío, el gentío al fin comenzaba a moverse de nuevo en la rueda del pit y a involucrarse más allá de un simple “air guitar”. Pero no todo es para siempre, de la nada, y casi como un chiste cruel se daba paso a “Give a Little”. Otro corte de su última producción. De nuevo sentí que caí en el abismo del aburrimiento. Menos mal, el letargo no duró mucho más, porque inmediatamente después de esta canción, vino a sacarnos todo el puto sudor que nos quedaba en el cuerpo la grandiosa “Hello from the Gutter”. De a poco y con la armonía del tema, la gente volvía a prenderse. De pronto, la figura fibrosa del frontman quedaba teñida de tonos rojizos y todo parecía arder; y mientras que con sus puños nos señalaba también nos hacía escupir sangre en el coro: “Hello, hello from the gutter”. Y así, una y otra vez. A ratos y me imagino que por el calor digno del séptimo anillo del infierno de Dante, Blitz, salía de escena para de sopetón hacerse una infusión con el oxígeno que estaba disponible tras bambalinas.

Sin aviso y al menos para mí vino una gran sorpresa. “Bastard Nation”, quizás en su lugar dejaron de tocar “Gasoline Dream” o “In Union We Stand”, pero bueno yo no estoy para cuestionarlo. Sólo sé que fue una grato regalo, porque siento que el “W.F.O” es uno de los discos más subvalorados de la banda. La gente, en todo momento se sintió agradecida, o al menos así lo percibí yo, ya que el coro se hizo universal en todo el tema y los chascones la cantaron de principio a fin. Por su parte y para destacarlo de manera especial quiero detenerme en Verni, quién en todo momento demostró su gran técnica pero no fue hasta este tema, en donde lo pude apreciar de mejor manera. Durante todo el tiempo que la banda estuvo en escena, se notaba que lo estaban pasando bien, incluso a pesar de los más de 40 grados de calor que a todos nos tenían más transpirados que la mierda. La masa de chascones, se golpeaba una y otra vez. Con esa atmósfera, se daba paso a “Horrorscope”, otro tema clásico, y en donde la técnica de las cuatro cuerdas se nota.

Lamentablemente, y lo digo con pesar, el sonido jugó en contra. Durante todo el recital sentí una saturación excesiva de los instrumentos, lo que a ratos le hacía perder el brillo a la voz de Ellsworth y por otros, hacía que los instrumentos no sonaran de manera nítida. Pero aun así, con la entrada de este corte, sentí que se generó un ambiente preciso donde la oscuridad bajaba y nos sacudía en cada parafraseo de la canción. Los tonos rojos y azules, le daban todo el toque necesario y así, sin mediar, se dio paso a “Old School”. Es evidente que a esta altura, si no moríamos por deshidratación, lo haríamos de un infarto. Blitz y en contra de todo pronóstico, corría como enajenado mientras interpretaba esta canción. Me parece increíble toda la energía que nos estaba entregando. El estímulo provocado por el cantante en la manga de extasiados metaleros, parecido a un shock eléctrico, fue tal, que la rueda se hizo en tres focos y la manera en que el pit rodó, fue algo digno del Olimpo. De pronto, el Chocolate ardía en otrora Troya y los del centro de la pista no dejaban de hacer mosh. Durante unos cuatro minutos, OVERKILL nos tuvo prendidos como si nos tiraran gasolina y a nadie le importo más el calor, a nadie le importaron los golpes ni la falta de aire.

Todo apagado. Nadie entendía nada. La banda ya no estaban más sobre el escenario y todos gritando “O V E R K I L L“, de pronto como si nada y en penumbra, se escucha que Bobby esboza: “ELIMINATION”. Todo ardió una vez más, pero ardió con más furia que antes. Las luces volvieron a prenderse, pero esta vez en tonos rojos y verdes, los que desgarraban a la multitud de transpirados asistentes que habrían muerto inmolados si así hubiese sido necesario. “Elimination” a mi gusto, fue la mejor canción de la noche. No sólo porque llegó en el momento más álgido del show; porque convengamos que en ese momento OVERKILL nos estaba demostrando a combos en el hocico el porqué es una de las bandas más influyentes y vigentes del movimiento, si no también, porque esta canción además encierra tras de sí un significado muy especial. Sin respiro y lo digo literalmente, porque ya en este punto el calor no sólo te quitaba la hidratación sino que también el aire. Todo verde azulado y Ellsworth mira a sus compañeros y nos dice “We don’t care what you say… FUCK YOU” y la cagada volvió a desatarse, trayendo en ella un remolino de chascones, de hueones eyectados, de zapatillas volando por los aires, de cabeceos varios, y todo lo que alguien pueda imaginar acerca de una respuesta espasmódica frente a un “estímulo”. Todos sabíamos que se acercaba el final, y esta guerra civil no podía terminar sin que antes se dispararan todos los cartuchos. Así fue como llegó a nosotros “Dirty Deeds Done Dirt Cheap”, cover de AC/DC que adosaron muy bien a “Fuck You”. Finalmente terminaron de tocar los últimos acordes del cover y volvieron a “Fuck You” para así despedirse de nosotros y cito textual “Adiós Motherfuckers”, de la boca del hombre del bajo.

Durante al menos una hora y media y a eso de las 23:00hrs, una de las bandas más grandes que ha nacido en suelo americano, se bajaba del escenario, para dejarnos con las reminiscencias de uno de los recitales más transpirados y sufridos de la historia.

Por DannyMetaL.
Fotos gracias a: Sebastián Domínguez Urzúa.

Setlist OVERKILL:

• The Green and Black
• Rotten to the Core
• Wrecking Crew
• Infectious
• Bring Me the Night
• Hammerhead
• Ironbound
• Coma
• Give a Little
• Hello from the Gutter
• Bastard Nation
• Horrorscope
• Old School
• Elimination
• Fuck You
• Dirty Deeds Done Dirt Cheap