WATAIN
Lawless Darkness
Todo conjunto musical respetable tiene su prime, un momento -o varios- de su historia en el cual todos sus elementos se alinean de forma perfecta para entregar de sí su mayor potencial posible. Y en esta oportunidad, me gustaría hablar de WATAIN: una agrupación sueca formada en 1998 que, tras una seguidilla de buenos lanzamientos, llega a tocar las mismísimas puertas del infierno con su cuarto larga duración, titulado "Lawless Darkness" (2010); joya que los llevo a la cúspide del Black Metal en esos años, transformándose en un clásico de manera instantánea y derrochando potencia, inspiración y versatilidad a raudales. Este trabajo, editado en junio de 2010, no solo sigue la senda de su aclamado predecesor, "Sworn to the Dark" (2007), sino que además lo supera en muchos aspectos, consolidando a WATAIN dentro de las fuerzas más importantes del Black contemporáneo.
Desde su concepción, el LP se presenta como una obra monumental, con una duración que supera los 73 minutos. La producción es notablemente clara y pulida, lo que podría desagradar a los más trve; sin embargo, esta claridad no merma la atmósfera oscura y poderosa que genera. Los riffs de guitarra son intensos y variados, combinando elementos melódicos y de Thrash con una habilidad excepcional, así como también hay diversidad en los tiempos de sus composiciones y una estructura dinámica de las mismas.
Las canciones "Death's Cold Dark" y "Reaping Death", ofrecen explosiones de energía frenética y siniestra, mientras que "Four Thrones" y el corte que lleva el título del disco, presentan momentos más lentos y atmosféricos; curioso experimento el último caso, un instrumental de seis minutos que añade profundidad y un lapso de calma en el transcurso de la plegaria maldita, que toma aliento para posteriormente continuar con la invocación de antiguos demonios. Por otro lado, es imposible no destacar la fluidez y desarrollo que presenta "Malfeitor", tema que cambia constantemente como una negra quimera que refleja las diversas influencias musicales de esta aberración sueca: hay mucho de DISSECTION aquí, aunque las raíces de la perversión y decadencia van más atrás en el tiempo aún, llegando a leyendas de la talla de BATHORY, MAYHEM, CELTIC FROST o incluso MERCYFUL FATE.
El presente trabajo encontró a todas sus partes inspiradas, con un desempeño notable de la totalidad de sus integrantes. Secciones de guitarras rítmicas y solos inspiradas, un manejo espectacular de los tiempos en la batería y la entrega vocal de Erik es feroz y rábida, transmitiendo un mensaje maldito claro y convincente en este ritual, elevando la experiencia del oyente a nuevas alturas de intensidad. "Waters of Ain", con más de 14 minutos de extensión, nos entrega una propuesta épica exquisita que cierra el álbum de manera espectacular, incorporando una construcción armónica que deja una impresión duradera en el oyente.
"Lawless Darkness" es un testimonio del talento y la visión de WATAIN. La banda ha logrado crear un álbum que no solo respeta las raíces del género, sino que también lo expande hacia nuevas dimensiones. Con su combinación de agresividad, melodía y atmósfera, el disco se erige como una obra maestra en la discografía del conjunto sueco y un hito en el género.
La afirmación de que 'el Black Metal ha renacido' al momento de su edición pudo parecer audaz en ese entonces, pero realmente tuvo ese impacto: rejuveneció y revitalizó el espíritu de la música más oscura. Una joya que amerita acompañarla con algo digno de su categoría: la tremenda The Butcher de los gringos de Societé Brewing. Una lujuriosa y poderosa Imperial Stout que destaca por su licoroso sabor, en donde notas a chocolate amargo, café de grano, regaliz y malta rostizada acompañan sus 9,666% de alcohol para explotar en tu boca con amargor asertivo y duradero que no te dejará indiferente ante su inclemencia. Un azote al paladar que iguala en intensidad a la masacre sonora vivida.
Por Hernán González U.
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