MAR DE GRISES
The Tatterdemalion Express

Hay debuts que pasan sin pena ni gloria y hay otros que marcan un antes y un después: Y lo cierto es que "The Tatterdemalion Express" (2004) de MAR DE GRISES pertenece indudablemente a la segunda categoría, emergiendo transmutado en un coloso de emociones crudas y composiciones magistrales que rara vez encontramos en una banda primeriza.

Lo que distingue a este trabajo es su capacidad de mantener un equilibrio perfecto entre la crudeza emocional típica de un debut y una madurez en la composición que muchas bandas tardan años en alcanzar. Mientras que muchos proyectos nuevos tropiezan en sus primeros pasos, estos compas nos entregaron una obra consistente, cohesiva y rebosante de emoción genuina.

El núcleo del sonido radica en la labor de Marcelo, cuyas vocales transitan entre guturales profundos, tortuosos alaridos y susurros desgarradores. Su trabajo de teclados, aunque generalmente atmosférico y discreto tras la muralla sónica de las cuerdas, añade capas de profundidad que culminan en ese interludio de piano que parte el álbum con un respiro en medio de la tormenta de emociones con "Self Portrait No. 1", bella pieza que toca el alma con delicadeza.

La instrumentación es soberbia sin caer en exhibicionismos técnicos innecesarios; las guitarras y el bajo fluyen con naturalidad, creando texturas densas y melodías que se entrelazan como sombras danzantes, siempre al servicio del contexto reinante. La batería, aunque ocasionalmente prominente en los pasajes suaves, ofrece un desempeño técnico notable con sus ráfagas de doble bombo y patrones complejos que construyen un entramado sonoro. En "Be Welcome Oh Hideous Hell" podemos apreciar esta combinación de elementos que juegan con la disonancia y la ambivalencia, en la que conviven desenfrenadas percusiones con armoniosas notas de piano y después revienta dejándonos a merced de la corriente de la conciencia.

Por otro lado, producción del disco merece mención especial: una mezcla en la que cada instrumento suena descomunal, cuya elección crea una experiencia auditiva envolvente, donde las melodías emergen y se sumergen en un mar de sonido, rodeando al oyente en todas las direcciones posibles bajo la tempestad que evoca.

"To See Saturn Fall" se erige como la joya de la corona, ejemplificando la excepcional capacidad compositiva de la agrupación; una pieza que transita desde parajes convencionales hasta un breakdown completo que desemboca en un outro instrumental de dos minutos que solo puede describirse como devastadoramente bello. Es el punto álgido emocional de una obra que se sumerge profundamente en la depresión y la oscuridad.

Cada tema destila melancolía y sufrimiento, desde los angustiosos alaridos en "...El Otro" hasta la majestuosa procesión de "Recklessness", en la cual el diálogo de los distintos instrumentos, las magníficas guitarras de Sergio Álvarez y Rodrigo Morris, el profundo bajo de Rodrigo Gálvez, y las calculadas pulsaciones de Alejandro Arce en la percusión constituyen un relato único y compacto en su propio universo. Lo asombroso es cómo MAR DE GRISES logra mantener esta sombría atmósfera incluso durante los pasajes más rápidos y técnicos, evitando el monótono zumbido que afecta a tantas bandas del género. "Storm", por su parte, representa el Doom en su forma más pura, con construcciones limpias y pausadas que culminan en riffs aplastantes.

"The Tatterdemalion Express" redefinió lo que podía lograr una banda de Doom Metal latinoamericana en la escena global, y que a su vez les entregó el reconocimiento de miles alrededor del orbe. Su influencia resuena hasta hoy en el metal extremo, demostrando que la intensidad emocional puede coexistir con la excelencia compositiva. Este álbum no solo marcó el inicio de MAR DE GRISES, sino que estableció un nuevo estándar para el género a nivel mundial: uno donde la tristeza más profunda puede transmutarse en belleza abrumadora. Señoras y señores, esto es alquimia pura directo del alma y que resuena en la eternidad.

Y para acompañar uno de mis discos favoritos de toda la vida, solo podría ponerle algo único y digno de su grandeza a su lado: la mítica Orval. Una cerveza imposible de categorizar que le vuela los sentidos a quien le da una chance de ingresar a su universo personal, deslumbrando por su caótico equilibrio con aromas y sabores que van de lo frutal a lo herbáceo, pasando por cuero, especias y corteza queso maduro, que se entrelazan delicadamente con una maltosidad acaramelada y una carbonatación fina pero fluida. En boca cierra marcadamente seca y con ligeras notas a lúpulo que conjugan una experiencia memorable de principio a fin; totalmente análogo a esta obra maestra que hace 21 años vino a estremecer al mundo del metal a escala global.

Por Hernán González U.

0 Comentarios

Deja un comentario o un escupito

Login

Welcome! Login in to your account

Remember me Lost your password?

Don't have account. Register

Lost Password

Register