KATATONIA
The Great Cold Distance

KATATONIA es de esas bandas que no se dejan amedrentar y se mantienen fieles a sí mismos: hacen lo que se les da la gana, lo que les nace del corazón, y lo manifiestan sin tapujo; aquí, lo que vale es serle fiel a su esencia, la cual ha sabido mantenerse latente y vigente pese a los giros que han dado en más de una ocasión en su connotada trayectoria. El día de hoy, hablaremos de un álbum al que le tengo mucho cariño, puesto que fue con lo primero que conecté en esos años tras la época más Death/Doom del conjunto sueco liderado por Jonas Renkse y Anders Nyström: “The Great Cold Distance”, del año 2006.

En esa época estaba recién saliendo de la media, y con cuea escuchaba el “Discouraged Ones” (1998) o el tema “For My Demons”, pero “Last Fair Deal Gone Down” (2001) ya era demasiado pa’ mi, metalerito recién saliendo de la faceta de malulo. Sin embargo, llega este nuevo trabajo y lo cambia todo: me hizo valorar enormemente los discos que pasaba por alto y aquellos a los que me resistía por pura pretensión; fue sin duda de esos momentos en que llega algo distinto, conecta contigo y echa abajo todas esas barreras y creencias limitantes.

Desde que empieza a sonar “Leaders” con esa melodía disonante, oscura y misteriosa que te atrapa con su cautivante atmósfera que refleja cierta potencia controlada y calculada, además de ese aire medio ‘depre’ melancólico que la banda ha sabido trabajar a lo largo de su trayectoria. “Deliverance” es un tema más en la onda de lo que ya venía mostrando el conjunto en “Viva Emptiness” (2003), aunque muestra cierta progresión en lo musical y sentimental, conectando un coro pegajoso con una sección melódica excelente y una lírica que te logra tocar el alma; esta misma sensación se replica igualmente en “My Twin”, en el que se perciben elementos similares y con un efecto análogo en el kokoro pero con ciertos detallitos que la hacen mi canción favorita del disco: por un lado está la precisión de la batería -cosa que se repite a lo largo del LP- que es siempre muy acertada en la forma que ocupa los espacios, y por el otro la cadencia que lleva la voz de Jonas, en donde incluso mete el coro dentro del segundo estribillo pero manteniendo la estructura melódica del primero. Una belleza.

En sus casi 52’ de duración, no hay desperdicio alguno: cada pieza forma parte de un todo que enmarca un generalizado sentimiento melancólico y de ambivalencia emocional. Temas como “Follower”, “Soil’s Song” o “July” reflejan esta dualidad cambiante entre la nostalgia y los arrebatos musicales que marcan una subida de tono en el relato; cada paso ha sido cuidadosamente meditado en su transitar por la nebulosa interna que define su atmósfera.

Pienso y siento que “The Great Cold Distance” fue uno de los pasos más importantes de la carrera de KATATONIA, en donde la agrupación logra con encontrar su lugar seguro desde el cual expresarse libremente, marcando un hito en el desarrollo del progresivo de corte más alternativo, e incluso me atrevería a decir que influye a modo de inspiración para las bases del metal moderno y corrientes menos tradicionales del Doom. A muchos nos sirvió esta obra maestra como una cura para la ortodoxia musical y abrirse a conocer nuevos caminos sonoros. Es un imprescindible en el camino evolutivo del rock y metal ‘depre’.

Este clásico lo acompañaría con una Celebrator de Ayinger, una cerveza de origen alemán cuyo estilo se denomina doppelbock: tiene 6,7%, de bajo amargor, color marrón con ribetes rojizos y un cuerpo memorable que sorprende por sus complejas capas de maltosidad, apareciendo notas que parten en el chocolate y recuerda en su camino a pasas y ciruelas secas, melaza o chancaca, nueces y regaliz, entregando al paladar una cálida impresión de mucho sabor y alta tomabilidad; perfecta pa’ sufrirla en silencio mientras escuchas este larga duración.

Por Hernán González U.

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