Todas las grandes bandas tienen obras culmines. Placas perfectas, que ni siquiera el deseo y necesidad urgente de pagar las cuentas al recurrir a una triste reedición post 2020 con 'nuevo sonido' ha podido con ellos. Porque simplemente son perfectas. Tanto desde el trabajo musical como en su sonido visionario. Al momento de escuchar mencionar a DEICIDE, la reproducción de "Serpents of the Light" (1997) es inmediata en mi cabeza. Diez canciones de crudo, satánico, real y devastador Death Metal estadounidense, donde cada canción está posicionada donde debe estar, no habiendo tregua a pausas o descansos.

Recuerdo haber escuchado "Serpents of the Light" por primera vez en una cinta de cassette, con la que asistió un buen amigo a un carrete en el verano del 2003. En ese entonces, ya conocía el álbum "Legion" (1992), un pedazo de álbum sin lugar a dudas que forma parte de la gloriosa primera época de esta clásica agrupación. Sin embargo, lo que este disco generó fue algo totalmente diferente y sublime. Ese cassette recorrió muchos lugares con nosotros junto a un pequeño parlante y un walkman. Para buena casualidad mía, este sujeto hoy en día es de mis mejores amigos y un cooperador de nuestro sitio, pudiendo confirmar que el mismo cassette aún se encuentra en sus manos.

¿Canciones recomendadas del disco? Francamente ninguna, porque son todas buenas. Un descuartizamiento de cristianos hecho ópera. Una hoguera de almas en el infierno de Dante musicalizado. Si en todos estos años no lo has escuchado, es tu deber hacerlo de inmediato. Y ojo, que tendremos el honor de verlos nuevamente en CL.ROCK. Estás avisado.

¡Solve et Coagula!

Por Vicente Miranda H.