El capo de Peter Tägtgren está de regreso en las pistas; esta vez, no con HYPOCRISY, sino que con su proyecto personal y hasta familiar de PAIN.

En este noveno LP Peter y -ahora- su hijo Sebastian nos entregan once cortes de metal industrial de muy buena manufactura, manteniendo su esencia y enganchando uno que otro hit pegajoso, con un resultado satisfactorio y entrete.

"I Am" arranca a todo ritmo con "I Just Dropped By" (to Say Goodbye), un corte que marca la pauta claramente de lo que podemos esperar de este disco: un ritmo rápido, con buenos riffs y un sonido donde el uso de teclados y sintetizadores se hace presente de manera permanente en el ADN de la banda.

Si bien Peter aquí canta con voz limpia, me gusta caleta como mete en segundo plano uno que otro grito o su gutural super grave que acompaña a la instrumentación, pero sin irrumpir de forma trasgresora. Hay dos canciones que fueron escritas por Sebastian: "Don't Wake the Dead" y "Revolution", con un muy buen resultado a mi parecer, siendo de los puntos altos de la placa; especialmente el último de estos, que te engancha con su intensidad y melodía. Me imagino el orgullo que debe sentir el hombre con la participación de su retoño no solo por su desempeño en batería, sino que ahora también le aporta en la composición.

Dentro del álbum destacan también tres rolas bien movidas y pegajosas: "Go With the Flow", "Push the Pusher" y "Party in my Head"; de las dos primeras resaltan sus melodías más oscuras, mientras que de la última de estas me llama la atención lo mucho que pegó cunado fue editada en formato single durante el 2021; dado el contexto pandémico de ese entonces causó harto revuelo, alcanzando actualmente más de 36 millones de reproducciones en Spotify.

En conclusión, es un álbum muy dinámico y entretenido que te mantiene enchufado a su onda electrónica-industrial, asegurándote que más de una canción va a estar sonando en tu mente durante el día a día: me he sorprendido ya en algunas ocasiones silbando las melodías de PAIN sin darme ni cuenta. Lo acompañaría con una Strata Island de Tübinger, que es una hoppy lager de lupulado moderno con notas a frutas tropicales, cítricas y un toque de frutilla, entregando mucho sabor y frescura, sin ser tan pesada no amarga. Al igual que este disco, es como pa’ repetírsela en más de una ocasión y terminar con los ojos flotando.

Por Hernán González U.