NUCLEAR
Violent DNA
La velocidad, la crítica social y política y el homenaje a la música extrema europea, son algunos de los elementos artísticos predominantes que NUCLEAR utilizó para exigir aún más los límites de su violencia sónica y, a la vez, agudizar su mirada de la degradante realidad nacional y mundial (genocidio en Palestina incluido) a través del segundo EP de su trayectoria -luego de "Apatrida" de 2012- titulado "Violent DNA", producido por los guitarristas del conjunto Sebastián Puente (HELLMAN, BITTERDUSK) y Francisco Haussmann.
Nueva fusión atómica compuesta de 6 canciones -3 originales y 3 covers- que vienen, de alguna manera, a delinear un nuevo comienzo para agrupación oriunda de la ciudad de Arica, después de sobreponerse a momentos complejos como pérdidas afectivas y dejar atrás diversos obstáculos que impidieron darle mayor continuidad a lo proyectado hasta antes de pandemia del Covid-19, tanto en lo que respecta a la internacionalización de su carrera como también a la grabación musical.
Dentro de este marco, "Violent DNA", se inspira conceptualmente en cómo la violencia ha sido y será la principal pulsión emocional que ha determinado la historia de la estructura societaria de humanidad enfocada en imponer voluntades o pensamientos mediante la acción de individuos, instituciones y Estados, ocupando la fuerza física, la violencia psicológica, la discriminación, la violencia de género, el poder político y la escalada bélica para dañar deliberadamente a personas, comunidades, pueblos y países. Postulando, al mismo tiempo, que las personalidades psicopáticas y antisociales podrían estar vinculadas a bases hereditarias, socioeconómicas, culturales, ambientales y especialmente genéticas.
En el ámbito netamente musical, "Violent DNA", a diferencia de la introspectiva agresividad de su antecesor "Murder of Crows" (2020), retoma la violencia y rapidez instrumental sin ambages y con poco espacio para otras innovaciones sonoras, aunque sí revirtiendo algunas variaciones en el trabajo de planificación y composición que, desde los inicios de la banda, estuvo liderada principalmente por los guitarristas Sebastián Puente y Francisco Haussmann. Pero que, en esta séptima producción de estudio, y desde el principio de su fase creativa, sumó activamente al resto de los integrantes de la agrupación, es decir, al baterista Eugenio 'Punto' Sudy, el bajista Roberto Barría y el vocalista y frontman Matías Leonicio, tanto para estructurar el enfoque artístico de las nuevas canciones, como en la elección de las bandas de Metal extremo -dos inglesas y una sueca- que fueron versionadas utilizando su distintivo y violento Thrash Metal sudamericano.
De este modo, el EP deja en evidencia -en pleno 2024- que el metal extremo sigue vigente y buscando radicalizar constantemente su sonido. Así lo confirma "Violent DNA", canción homónima y primer single que habla de la inmodificable esencia violenta de la especie humana y su incontrolable e infinita capacidad de dañar y causar sufrimiento a otros/as. Temática lírica acompañada de guitarras fuertemente agresivas y aceleradas que recuerdan a la introducción de la ira femicida de "Violence that Burns" de "Ten Broken Codes" (2008), y manteniendo el patente y característico tándem de solos ejecutados por los guitarristas Francisco 'Franzo' Haussmann y Sebastián Puente, quienes simultáneamente despliegan alternados y dinámicos riffs rítmicos que varían
sincrónicamente entre el thrash y el Death Metal más clásico. Todo lo anterior, complementado con la rabiosa voz rasgada y gutural de Matías Leonicio -que viene mostrando desde "Murder of Crows"-, la nítida ejecución del bajo de Roberto Barría y el desaforado poder de Eugenio Sudy en la batería.
A continuación, la contingencia chilena –un caldo de cultivo permanente de odio- se apropia de este material discográfico con "Not Yet A Man", marcada por una vorágine de filosas guitarras que recuerdan a "Psychopathy Red" de la última etapa de SLAYER con Jeff Hanneman, aunque continuando con una progresión mucho más Death Metal que musicaliza el dramático caso del conscripto de 19 años Franco Vargas, quien falleció en abril de 2024 después de los vejámenes y crueles apremios ilegítimos causados en una jornada de instrucción castrense llevada a cabo en la localidad de Putre (norte de Chile). Lamentable hecho que los integrantes de NUCLEAR transformaron en un embroncado cuestionamiento a las conductas de dominación y sometimiento físico y psicológico ejercidas de forma clasista y dolosa por mandos jerárquicos del Ejército de Chile en contra de jóvenes subalternos provenientes de sectores populares, bajo con la excusa de inculcarles disciplina militar y un sentido de pertenencia fundado en falacias narrativas como la 'lealtad a la patria' y la ilusión del ascenso social mediante el enrolamiento a la milicia.
Por su parte, "Psychological Infanticide", la última de las nuevas canciones de "Violent DNA", presenta un disonante espiral de riffs de guitarras ejecutados al unísono por la dupla Haussmann/Puente, junto a los desatados golpes de tom base de Eugenio Sudy, que en su parte intermedia adquiere una sonoridad que se asimila a una de las secciones de "Belligerance" del álbum "Jehovirus" (2010). Acelerada métrica fortalecida con un coro muy del estilo Hardcore Punk cantado rabiosamente por Matías Leonicio, como parte de una reflexión acerca del cómo las infancias marcadas por episodios de violencia intrafamiliar, bullying escolar u otros tipos de abusos físicos y humillaciones psicológicas, eventualmente, podrían generar complejos y peligrosos trastornos de salud mental que, incluso, terminen convirtiendo a esas niñas y niños maltratados en potenciales agresores o despiadados criminales en su vida adulta como una manera de liberar ese dolor y trauma interno.
Inmediatamente después, y sin espacio para dosificar energías, los chilenos dan paso a su reconocimiento a insignes bandas que han marcado a fuego la escena del Metal extremo europeo otorgando un destacado y valioso upgrade a 3 composiciones. Partiendo por "Foetus Noose" de BENEDICTION incluida en el EP "Dark is the Season" (1992), en que NUCLEAR logra impregnar al primitivo y sádico Death Metal de los ingleses, una apabullante pesadez y precisión instrumental que se combina de forma perfecta con la voz más gutural de Matías Leonicio interpretando los fraseos del coloso de las voces de ultratumba Dave Ingram.
El lado B de este mini álbum, prosigue con el tributo a otros británicos y –quizás– una de los mayores referentes de NUCLEAR: los legendarios y caóticos NAPALM DEATH, con la estruendosa relectura de "Siege of Power" perteneciente a la viga maestra del grindcore mundial "Scum" (1987), en donde los chilenos, además de frenetizar aún más la canción, lograron mejorar algunos aspectos de la rudimentaria factura sonora de la original. Tal como lo hicieron los mismos NAPALM DEATH en el álbum "Enemy of the Music Business" (2000) con su brutal versión para el clásico del metal sudamericano "Demoniac Possesion" de PENTAGRAM.
El final de este EP -cuya perturbadora portada de un brazo mutilado elaborada por los artistas visuales chilenos Mauricio Aguirre, Patricio Saavedra e Iván Olate- se concreta con la asfixiante "Into Eternity" de los pioneros del Death Metal sueco DESULTORY que, junto con sorprender por la fuerza y exactitud con que fueron desarrollados sus complejos pasajes rítmicos y densas atmósferas sonoras, marca la particularidad de establecerse como la canción más extensa grabada por Nuclear en sus más de 20 años recorrido artístico (con más de 6 minutos de duración).
En definitiva, "Violent DNA" -publicado por el sello escandinavo Black Lodge Records- se impone como un explosivo acelerador de partículas que vuelve a revitalizar el convencimiento absoluto de NUCLEAR por continuar intensificando su estridente propuesta sonora, retratando explícitamente las consecuencias de la cada vez más deprimente e inmoral evolución de la arraigada cultura de la violencia a nivel mundial. Fórmula compositiva que, sin duda, será expuesta de manera completa en su nuevo álbum. Para NUCLEAR hacer música de otra forma, es imposible.
Por Wilson Carrasco G.
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