La historia de Joselito no es muy diferente a las muchas que me ha tocado conocer, de hecho, parte del staff de esta web hace un par de años atrás eran hombres, pero la triste historia de cómo el lesbianismo llego a nuestras vidas será para otro día.

Joselito, como un amante de la buena música, admiraba a sus estrellas de rock como cualquier otro fan del heavy metal. Soñaba con ir a un concierto y luchar contra la masa enardecida, ser punteado sin contemplaciones para poder lamer el escroto de Bruce Dickinson, algo claramente normal en el mundillo del Metal. Pero no, eso no era suficiente, sus alocados posters de MANOWAR con sus esculturales y fibrosos torsos lo hacían querer ir más allá, lo de las pelotas de Dickinson era demasiado convencional y ese leve cosquilleo en el ano y su sueño erótico de que su culo fuera despedazado por el taladro de la portada de “Far Beyond Diven” de PANTERA, le mandaba un mensaje que a él, en su heterocuriosidad, au no era capaz de descifrar.

Entonces un buen día decide que es suficiente, que a sus 25 años y considerando su peligrosamente alargada castidad iba a tener fin. Por lo que inspirado en sus discos favoritos de Black Metal, decide meterse un crucifijo en el culo. Sin resultado alguno,  vuelve a intentarlo. Al intento número  trescientos cuarenta y siete mil novecientos dos, se da cuenta que no da ningún resultado y desiste, pero se manda una última ¡¡¡por sea caso!!!…y ya está…ahora se decide a buscar una forma más efectiva de combinar eso de sentirse mujer y ser metalero.

Sus padres, sabiendo la realidad del pobre Joselito, en un intento desesperado para cambiara su forma de pensar, lo llenaron de scorts. El papá se fue de putas con él, lo hizo meterse con cuanta puta fea pilló; papiloma, gonorrea, escherichia coli, etc. Feroz coliflor traía en la corneta el pobre Joselito, ¡pero nada!. Ya que lo del amor rentado no resultó, quizás lo que buscaba era el verdadero amor y así sus padres una vez más arremetieron en su ayuda: tarjeta dorada, mastercard, jumbo te da más…¡todas las hueás!…para que Joselito pudiera salir y agasajar a alguna mujer y llevársela a la cama en algún motel (porque todos sabemos que las minas son putas e interesadas, las metaleras las que más, todas las culiás son iguales hueón, ¡¡todas CTM!!. Todas menos mi madre por supuesto), pero Joselito decidió comprarse un Play 3 (que será maraco pero no con satiriasis y como todavía estaba heteroanalmente confundido prefirió ponerse a jugar).

Así que al final decidió era hora de probar las bendiciones del “nuesni”, que si su hermana pasaba chantada en la corneta, por alguna razón tenía que ser. Además que si iba al policlínico 4 vestido de mujer y le hacían el Papanicolaou le iban a sacar pura caca. Así que decide arrancarse el escroto a mordiscos de forma desenfadada y tener su primera regla mierdosa sin prever las consecuencias, ya que parecía grifo de población de como sangraba el nuevo molusco artesanal que se había hecho Joselito.

Pero al fin la vida a Joselito le sonrió. Después de pasar por el poli y cocerle lo poco que le quedaba de manhuaco, optó por hacerse una simple operación, que consistía en tirarle corneta pa’ dentro y cocerle la entrepierna, con lo cual le quedó un choro más feo que el hocico de la Sarita Vásquez (R.I.P.) por lo que  Joselito volvió a nacer.

Joselito por fin pudo hacer una vida normal: Comerse feroces diucas y escuchar Metal al mismo tiempo, deseo de muchos Metalheads, que al revés de Joselito, no han tenido la genial idea de sacarse las pelotas de un puro hocical zarpazo from hell (eso sí!, arrancarse las criadillas a lengüetazos no vale, porque esa hueá es de maricones y aquí todos somos Metaleros y bien hombres todos, menos Joselito).

Pueden ver aquí, la evolución de Joselito: